Los equipos de rescate tratan de localizar a las personas atrapadas bajo los escombros de los numerosos edificios que se han venido abajo en el sureste turco y norte sirio. Ankara ha emitido una alarma internacional pidiendo ayuda

Los equipos de rescate se afanaban el martes en encontrar a sobrevivientes entre los escombros de los miles de edificios que se vinieron abajo a causa de un sismo de magnitud 7,8 y de las múltiples réplicas que remecieron el este de Turquía y la vecina Siria, con el hallazgo de más cadáveres que elevaron la cifra total de muertos a más de 5.000.

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Unas 7.800 personas han sido rescatadas en Turquía de entre los escombros de los miles de edificios que se desmoronaron en los dos fuertes temblores, uno de magnitud 7,7 y otro posterior de 7,6, informó el Gobierno, según recoge la agencia oficialista Anadolu.

Unas 25.000 personas, entre los que se cuentan soldados, participan en las labores de rescate, según Orhan Tatar, un alto cargo de la agencia nacional de emergencias, Afad, quien dijo que se han destinado 12,1 millones de euros (13,3 millones de dólares) en fondos urgentes para las diez provincias más afectadas.

Personal de emergencias buscan supervivientes entre los escombros de un edificio derruido, este lunes en Diyarbakir, Turquía, tras el terremoto de magnitud 7,8. (EFE/ Refik Tekin).
Personal de emergencias buscan supervivientes entre los escombros de un edificio derruido, este lunes en Diyarbakir, Turquía, tras el terremoto de magnitud 7,8. (EFE/ Refik Tekin)./ REFIK TEKIN

Además, docenas de países han comenzado ya a enviar a cientos de rescatistas y expertos en búsqueda de supervivientes.

La vicdepresidencia indicó que más de 300.000 víctimas de los seísmos han sido alojadas en centros universitarios, refugios y residencias de estudiantes.

Las bajas temperaturas y la nieve en la zona, donde también hay territorios montañosos de difícil acceso, complican las tareas de rescate.

Esta vista aérea muestra a los residentes, ayudados por equipos pesados, buscando víctimas y sobrevivientes entre los escombros de los edificios derrumbados en la aldea de Besnia, cerca de la ciudad de Harim, en Siria. (Foto de Omar HAJ KADOUR / AFP).
Esta vista aérea muestra a los residentes, ayudados por equipos pesados, buscando víctimas y sobrevivientes entre los escombros de los edificios derrumbados en la aldea de Besnia, cerca de la ciudad de Harim, en Siria. (Foto de Omar HAJ KADOUR / AFP)./ OMAR HAJ KADOUR

Las autoridades locales han informado de cortes en el suministro de gas y electricidad en algunas zonas, y la empresa estatal de petróleo ha cortado el suministro de crudo hacia la región como “medida de precaución”.

En Siria, inmersa una guerra civil desde hace más de una década, la información sobre víctimas proviene, por un lado, del Gobierno de Bachar al Asad y, por otro, del último enclave del país controlado por la oposición, rodeado por fuerzas gubernamentales apoyadas por Rusia.

En la zona controlada por el régimen, las últimas cifras hablaban de 593 muertos y 1.411 heridos, según la agencia SANA.

Un rescatista reacciona mientras lleva un cuerpo encontrado entre los escombros en Adana, Turquía, el 6 de febrero de 2023, después de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara el sureste del país.(Foto de Can EROK / AFP).
Un rescatista reacciona mientras lleva un cuerpo encontrado entre los escombros en Adana, Turquía, el 6 de febrero de 2023, después de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara el sureste del país.(Foto de Can EROK / AFP)./ CAN EROK

En la provincia noroccidental de Idlib, el último bastión opositor, y en otras partes de la vecina Alepo fuera del control de Damasco, se han contabilizado al menos 700 víctimas mortales y unos 2.000 heridos, según el grupo de rescatistas Cascos Blancos.

Estas zonas opositoras, fronterizas con Turquía, se encuentran más cerca del epicentro, por lo que hay menor capacidad de coordinar el recuento, al no haber una única autoridad gubernamental a cargo de las operaciones de rescate.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) recordó hoy que en estas áreas opositoras, “fuertemente” afectadas por el terremoto, residen 4,1 millones de personas que dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, y que son en su mayoría mujeres y niños.

Ese organismo explicó que la comunicación con terreno es difícil debido a las interrupciones “crónicas” en los servicios telefónicos y de internet, a lo que se suman informaciones sobre supuestos cortes de carretera en el noroeste de Siria, además de en territorio turco.

Más al este, en Diyarbakir, grúas y equipos de rescate trabajaban en una pila de pisos de concreto amontonados que antes eran un edificio de apartamentos.

El sismo golpeó una región marcada a ambos lados de la frontera por más de una década de guerra civil en Siria. Del lado sirio, esa zona está dividida entre territorio controlado por el gobierno y el último enclave en manos de la oposición, que está rodeado por fuerzas sirias con apoyo Rusia. Turquía, por su parte, acoge a millones de refugiados de ese conflicto.

La gente intenta llegar a los residentes atrapados en un edificio derrumbado en Diyarbakir, sureste de Turquía, la madrugada del lunes 6 de febrero de 2023, tras un poderoso terremoto. (AP Photo/Mahmut Bozarsan).
La gente intenta llegar a los residentes atrapados en un edificio derrumbado en Diyarbakir, sureste de Turquía, la madrugada del lunes 6 de febrero de 2023, tras un poderoso terremoto. (AP Photo/Mahmut Bozarsan).

Unos cuatro millones de sirios de otras zonas del país desplazados por los combates abarrotan las regiones controladas por la oposición. Muchos viven en edificios ya debilitados por bombardeos pasados. Cientos de familias quedaron atrapadas entre los escombros, según un comunicado de la organización opositora de emergencia Cascos Blancos.

Los maltrechos centros médicos y hospitales se llenaron de heridos con rapidez, según rescatistas. Otros, como un hospital de maternidad, tuvieron que ser evacuados, según la organización médica SAMS.

“Se teme que haya cientos de muertos”, dijo Qaddor, refiriéndose a la región noroccidental del país. “Estamos bajo presión extrema”.

Turquía se ubica en una zona de grandes fallas sísmicas y registra terremotos frecuentes. Unas 18.000 personas murieron en 1999 en una serie de terremotos en el noroeste del país.

El Servicio Geológico de Estados Unidos estimó la magnitud del temblor en 7,8. Se registraron al menos 20 réplicas, algunas de ellas horas más tarde cuando ya había salido el sol. La más fuerte tuvo una magnitud de 6,6, según las autoridades turcas.

El sismo destruyó edificios desde las ciudades sirias de Alepo y Hama a la turca Diyarbakir, a más de 330 kilómetros (200 millas) de distancia al nordeste. Casi 900 edificios se desplomaron en las provincias turcas de Gaziantep y Kahramanmaras, indicó el vicepresidente, Fuat Oktay. Un hospital se derrumbó en la ciudad costera mediterránea de Alejandreta, pero en un primer momento se desconocía el número de víctimas, señaló.

“Por desgracia, en este momento también sufrimos condiciones climáticas extremadamente graves”, dijo Oktay a la prensa. Casi 2.800 equipos de búsqueda y rescate se habían desplegado en las zonas afectadas, añadió.

El personal de emergencia turco ayuda a una víctima en la zona de un edificio derrumbado después de un terremoto en Diyarbakir, Turquía, el 6 de febrero de 2023. (EFE/EPA/REFIK TEKIN).
El personal de emergencia turco ayuda a una víctima en la zona de un edificio derrumbado después de un terremoto en Diyarbakir, Turquía, el 6 de febrero de 2023. (EFE/EPA/REFIK TEKIN)./ REFIK TEKIN

“Esperamos que superaremos este desastre juntos lo más pronto posible y con la menor cantidad de daños”, tuiteó el presidente de Turquía, Recep Tayip Erdogan.

Países desde Taiwán a Rusia y Alemania ofrecieron enviar ayuda, ya fuera material médico, equipos de rescate o dinero.

En Turquía, la gente que intentaba salir de las regiones afectadas provocó atascos de tráfico que complicaban los esfuerzos de los equipos de emergencias por llegar a los lugares golpeados. Las autoridades instaron a los vecinos a no tomar las carreteras. Mezquitas de toda la región abrían como refugio para la gente que no podía regresar a sus casas en temperaturas que rondaban la congelación.

El personal de emergencia de Turquía trata de ayudar a las víctimas en un edificio derrumbado después de un terremoto en Diyarbakir, el 6 de febrero de 2023. (EFE/EPA/REFIK TEKIN).
El personal de emergencia de Turquía trata de ayudar a las víctimas en un edificio derrumbado después de un terremoto en Diyarbakir, el 6 de febrero de 2023. (EFE/EPA/REFIK TEKIN).

El temblor causó graves daños en el monumento más conocido de Gaziantep, un castillo histórico sobre la colina en el centro de la ciudad. Parte de los muros y las torres vigía de la fortaleza quedaron destruidos y otras partes muy dañadas, según imágenes de la ciudad.

En Diyarbakir, cientos de rescatistas y civiles formaron filas sobre una montaña de escombros y pasaban pedazos de concreto, enseres y otros restos mientras buscaban a sobrevivientes atrapados y las topadoras buscaban entre los escombros más abajo.

En el noroeste de Siria, el temblor agravó las dificultades para el enclave opositor que tiene su centro en la provincia de Idlib, que lleva años bajo asedio y sufre ataques aéreos frecuentes de Rusia y el gobierno sirio. El territorio depende del flujo de ayuda de la cercana Turquía para cualquier cosa, desde comida a suministros médicos.

El grupo opositor Defensa Civil Siria dijo que la situación en la región controlada por los rebeldes era “desastrosa”, pues había edificios enteros desplomados y personas atrapadas entre los escombros.

En la pequeña localidad rebelde siria de Azmarin, en las montañas junto a la frontera turca, se llevaron al hospital los cuerpos de varios niños envueltos en mantas.

El Servicio Geológico de Estados Unidos indicó que el epicentro del sismo se ubicó a unos 33 kilómetros (20 millas) de Gaziantep, a una profundidad de 18 kilómetros (11 millas).

Al menos 912 personas murieron en 10 provincias turcas, con más de 5.400 heridos, según el vicepresidente del país. La cifra de muertos en las zonas de Siria controladas por el gobierno subió a 326, con unos 1.000 heridos, según medios estatales sirios. También se reportaron al menos 150 muertos en zonas bajo control rebelde del país, según los Cascos Blancos, aunque otra organización médica, dio una cifra de 106 muertos. Ambas dijeron que había cientos de heridos.

En Damasco, los edificios se remecieron y muchas personas salieron aterradas a las calles. El sismo sacó de sus camas a los residentes de Líbano, estremeciendo edificios durante unos 40 segundos. Muchos de los habitantes de Beirut salieron de sus casas a la calle o condujeron sus vehículos a zonas alejadas de construcciones.

Huseyin Yayman, legislador de la provincia turca de Hatay, dijo que varios de sus familiares habían quedado atrapados bajo sus casas derruidas.

“Hay muchas otras personas que también están atrapadas”, dijo por teléfono a la televisora HaberTurk. “Hay muchos edificios que están dañados. La gente está en la calle. Llueve, es invierno”.

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