En los primeros quince días de gobierno, el presidente de la República, Pedro Castillo, y el titular del Consejo de Ministros, Guido Bellido, han tenido actitudes por demás preocupantes, las cuales hacen prever que la situación tanto política como económica en el país puede agravarse en el corto plazo.
Un claro ejemplo es lo que viene sucediendo con el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde. Durante la campaña, primero se minimizó su presencia al frente de dicha institución, para posteriormente solicitar que permaneciera en el cargo. Luego, cuando se conoce que Velarde está dispuesto a quedarse, el mandatario cancela una cita que había convocado, mientras Bellido sostiene que seguirá en el BCR en la medida en que trabaje para las “grandes mayorías”.
Otro ejemplo fue la visita del presidente Castillo a la Mesa Directiva del Congreso, para hablar no solo de los intereses del Ejecutivo, que es totalmente válido y deseable, sino también para transmitirle el pedido de su bancada para obtener la presidencia de la Comisión de Educación. ¿Es correcto que el presidente del Ejecutivo intervenga en una labor que le compete únicamente al Legislativo?, ¿su bancada no tiene la capacidad suficiente para hacer la solicitud directamente?, ¿cada vez que la bancada no logre lo que quiere el presidente Castillo irá al Parlamento? ¿Es una forma de presión? Muchas preguntas que seguramente quedarán sin respuesta.
En ese marco, preocupa la reunión que hoy sostendrá Bellido con María del Carmen Alva, pues si bien es habitual que se dé este primer acercamiento para explicarle a la presidenta del Congreso los lineamientos de la política que seguirá el Gobierno y fijar la fecha para el pedido de confianza, no se puede descartar que el premier también intente abogar por su bancada, más aún siendo él congresista.
Pero desde el Parlamento tampoco se ve claridad en la labor que piensan realizar ni la actitud que tomarán frente a la presentación del Gabinete. Al interior de algunas bancadas ya se observan discrepancias, y aunque varias prefieren escuchar al Gabinete antes de decidir su voto, han disminuido los cuestionamientos a las designaciones de algunos ministros. Quizás por ello Bellido afirma que pese a las denuncias en su contra –por apología al terrorismo, lavado de activos y presunto terrorismo– “jamás” daría un paso al costado.
En los últimos 20 años no se había visto un Ejecutivo tan poco dispuesto a escuchar. Parece más interesado en defender sus ideas que en hacer que el país supere la crisis por la cual atraviesa. Mientras tanto, la incertidumbre continúa deteriorando las perspectivas económicas.